Pe da zos


No soy de los que se dirigen a un lugar de bonitas vistas cada vez que está de bajón y no soy de los que solo necesitan cinco minutos observando el paisaje para explotar. No me hace falta un grifo para dejarlo salir y por eso abro la libreta. Estoy en el parque de mi antiguo colegio. Cojo el bolígrafo y enseguida la tinta fluye volviéndose más y más liquida hasta que en el papel aparece un borrón en el que ya no se entiende la letra. Sonrío porque es lo que necesitaba. Un pequeño momento de tranquilidad en medio de tanto movimiento frenético. Rápidamente me entristeceré de nuevo. No deseo sentirme así si no es real o al menos duradero pero necesito este respiro. Ya luego me desharé en pedazos de nuevo. Me gusta pensar que seré capaz de recomponerlo pero a veces me es imposible. Habrá más de un niño que después de clase se encontrará con los restos y quiera intentarlo. Por eso he tomado la determinación de levantarme y correr sin saber siquiera la dirección que tomo. Solo avanzo sin detenerme. Sé que tengo a muchos recopilando los trozos que voy dejando por el camino y se los agradezco. Les agradezco el esfuerzo que hacen por buscarlos “por buscarme” por encontrarlos “por encontrarme”. ¿Todo es tan complicado?, ¿Es verdad que las cosas fáciles no son buenas? ¿Qué es sencillo y qué complejo? Hoy quiero pensar que todo es un proceso. Que no está todo tan fragmentado como uno cree en un principio. Que hay personas que llevan toda la vida a tu lado recogiendo nuestros fragmentos y uniéndolos sin que uno se dé cuenta. Que hay personas que también se deshacen porque creen que no pueden ayudar y sin embargo, sí que lo están haciendo. Que hay gente que de pronto aparece y ya están colaborando. Que todo sigue un curso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La nueva normalidad

La secta Rosa: Capítulo gratuito

Une con flechas